El amor es una guerra de relámpagos,
y dos cuerpos arruinados por una sola dulzura.
Beso a beso cubro tu pequeño infinito,
tus márgenes, tus ríos, tus pueblos diminutos,
y un fuego genital, transformado por el deleite,
se desliza por los estrechos canales de la sangre
para precipitar un clavel nocturno,
para ser, y ser nada más que luz en la oscuridad.