-
Poco a poco... las mujeres, y aún más lentamente los hombres, se van dando cuenta de que la mujer no es una hijastra de la naturaleza, ni una Cenicienta del destino a la que sólo las hadas y Prince puedan engalanar, sino que para ella y en ella, tan verdaderamente como para el hombre y en él, la vida ha forjado sus grandes experiencias, sus logros maestros, sus supremas revelaciones humanas de la materia de que están hechos los mundos.