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  • Al sanar nuestras divisiones internas y aceptarnos plenamente como somos, aprendemos a aceptar y potenciar nuestro núcleo sexual, y aprendemos a honrar nuestra expresión única de dones Masculinos y Femeninos. Encarnamos plenamente en nuestros cuerpos, en casa y a gusto en el cuerpo de un hombre o en el de una mujer. Y aprendemos a amar con total abandono, como hombres y mujeres libres, sin reglas ni roles ni corazones vigilados.