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Cuando trabajas rápido, lo que pones en tus fotos es lo que llevas contigo: tus propias ideas y conceptos. Cuando dedicas más tiempo a un proyecto, aprendes a entender a tus sujetos. Llega un momento en que no eres tú quien hace las fotos. Sucede algo especial entre el fotógrafo y las personas a las que fotografía. Se da cuenta de que son ellas las que le dan las fotos.