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Un policía de paisano es un hombre; con su uniforme es diez. La ropa y el título son la cosa más potente, la influencia más formidable, en la tierra. Mueven a la raza humana al respeto voluntario y espontáneo por el juez, el general, el almirante, el obispo, el embajador, el conde frívolo, el duque idiota, el sultán, el rey, el emperador. Ningún gran título es eficaz sin ropajes que lo respalden.