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Así es la vida, amigos míos, igual que un pobre jugador que se tira un farol y finge su hora en el escenario, y luego se rebaja a una mera nulidad. Pero no quiero oír ninguna pequeña ocurrencia en el sentido de que su historia es un cuento contado por un vulgar, lleno de jerga y palabrería, que no significa nada.