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  • No hay que tomarse la oración demasiado en serio. Dios tiene algo de juguetón. Basta con mirar a un pingüino... para darse cuenta de que a Él le gusta gastar pequeñas bromas a las criaturas.

    Thomas Keating (2002). “Open Mind, Open Heart: The Contemplative Dimension of the Gospel”, p.61, A&C Black