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  • El rocío parecía brillar más en las hojas verdes, el aire susurraba entre ellas con una música más dulce y el cielo mismo parecía más azul y brillante. Tal es la influencia que ejerce la condición de nuestros propios pensamientos, incluso sobre la apariencia de los objetos externos.

    Charles Dickens (1849). "The Novels and Tales of Charles Dickens, (Boz.).", p.135