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Cuando escuches la voz de tu cabeza, hazlo con imparcialidad. Es decir, no la juzgues. Pronto te darás cuenta: ahí está la voz, y aquí estoy yo escuchándola, observándola. Esta realización de Yo soy, esta sensación de tu propia presencia, no es un pensamiento. Surge de más allá de la mente.