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Nuestro cerebro simula la realidad. Así pues, nuestras experiencias cotidianas son una forma de sueño, es decir, son modelos mentales, simulaciones, no las cosas que parecen ser.
Nuestro cerebro simula la realidad. Así pues, nuestras experiencias cotidianas son una forma de sueño, es decir, son modelos mentales, simulaciones, no las cosas que parecen ser.