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La preocupación implica que no confiamos del todo en que Dios sea lo suficientemente grande, poderoso o amoroso como para ocuparse de lo que ocurre en nuestras vidas.
La preocupación implica que no confiamos del todo en que Dios sea lo suficientemente grande, poderoso o amoroso como para ocuparse de lo que ocurre en nuestras vidas.