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  • Si Jesucristo es la cabeza de la iglesia y, por tanto, la fuente y el objetivo de toda su vida, el verdadero crecimiento sólo es posible en obediencia a Él. Por el contrario, si la iglesia se separa de Jesucristo y de Su Palabra, no puede crecer por muy activa y exitosa que parezca ser.

    Os Guinness (1993). “Dining with the Devil: The Megachurch Movement Flirts with Modernity”, p.39, Baker Books