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Los que se vuelven orgullosos cuando suenan sus alabanzas, los que buscan su propia gloria, no la de Cristo, o los que se conmueven por las calumnias y por la infamia, más vale que abandonen el ministerio de la Palabra.
Los que se vuelven orgullosos cuando suenan sus alabanzas, los que buscan su propia gloria, no la de Cristo, o los que se conmueven por las calumnias y por la infamia, más vale que abandonen el ministerio de la Palabra.