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Me han preguntado cientos de veces en mi vida por qué Dios permite la tragedia y el sufrimiento. Tengo que confesar que realmente no conozco totalmente la respuesta, ni siquiera para mi propia satisfacción. Tengo que aceptar, por fe, que Dios es soberano, y que es un Dios de amor y misericordia y compasión en medio del sufrimiento.