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  • Cuando observamos el amor de Cristo, hacemos un descubrimiento maravilloso. El amor es más una decisión que una emoción. El amor de Cristo aplaude el buen comportamiento. Al mismo tiempo, el amor de Cristo se niega a aprobar el mal comportamiento. Jesús amaba a sus apóstoles, pero no se callaba cuando eran infieles. Jesús amaba a la gente del templo, pero no se quedaba quieto cuando eran hipócritas.