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Creo en la doctrina de la elección, porque estoy completamente seguro de que si Dios no me hubiera elegido, yo nunca lo habría elegido a él; y estoy seguro de que me eligió antes de que yo naciera, pues de lo contrario nunca me habría elegido después; y debe haberme elegido por razones que desconozco, pues nunca pude encontrar en mí mismo ninguna razón por la que me hubiera mirado con especial amor.