Tu alegría es tu dolor desenmascarado. Y el mismo pozo del que brota tu risa se llenó a menudo con tus lágrimas. ¿Y cómo podría ser de otro modo? Cuanto más hondo esculpe el dolor en tu ser, más alegría puedes contener. ¿No es la copa que contiene tu vino la misma copa que se quemó en el horno del alfarero? ¿Y no es el laúd que apacigua tu espíritu, la misma madera que fue ahuecada con cuchillos?