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Es tu vida, pero sólo si tú haces que lo sea. Las normas por las que vives deben ser tus propias normas, tus propios valores, tus propias convicciones sobre lo que está bien y lo que está mal, lo que es verdadero y lo que es falso, lo que es importante y lo que es trivial. Cuando adoptas las normas y los valores de otra persona... renuncias a tu propia integridad. En la medida en que te rindes, te conviertes en menos ser humano.