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  • Cuando las palabras son confusas, los programadores recurren por reflejo al método de articulación más preciso que existe: el código fuente. Aunque no hay nada más preciso que el código, tampoco hay nada más permanente o resistente al cambio. Así que a menudo se da la situación de que la confusión en la nomenclatura lleva a los programadores a empezar a codificar prematuramente, y ese código se convierte en el diseño de facto, independientemente de su idoneidad o corrección.