Cuando estés en el templo, recuerda que estás en la presencia viva del Señor Dios, que estás ante Su rostro, ante Sus ojos, en la presencia viva de la Madre de Dios, de los santos ángeles y de los primogénitos de la Iglesia, es decir, nuestros antepasados, los profetas, Apóstoles, jerarcas, mártires, reverendos Padres, los justos y todos los santos. Tened siempre el recuerdo y la conciencia de esto cuando estéis en el templo, y permaneced con devoción, participando de buen grado y de todo corazón en el servicio divino.