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En vuestra escuela participáis en diversas actividades que os habitúan a no encerraros en vosotros mismos ni en vuestro pequeño mundo, sino a abriros a los demás, especialmente a los más pobres y necesitados, a trabajar para mejorar el mundo en que vivimos. Ser hombres y mujeres con los demás y para los demás, auténticos campeones al servicio de los demás. Para ser magnánimos, con libertad interior y espíritu de servicio, es necesaria la formación espiritual. Queridos niños, queridos jóvenes, ¡amad cada vez más a Jesucristo!