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Eso es la libre empresa, amigos: libertad para apostar, libertad para perder. Y lo mejor, lo verdaderamente democrático, es que ni siquiera hace falta ser jugador para perder.
Eso es la libre empresa, amigos: libertad para apostar, libertad para perder. Y lo mejor, lo verdaderamente democrático, es que ni siquiera hace falta ser jugador para perder.