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Una vez oí a un teólogo comentar que en los Evangelios la gente se dirigió a Jesús con una pregunta 183 veces, mientras que él sólo respondió con una respuesta directa tres veces. En cambio, respondía con otra pregunta, una historia o alguna otra indirecta. Evidentemente, Jesús quiere que encontremos las respuestas por nosotros mismos, utilizando los principios que él enseñó y vivió.