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La celebración de la Cuaresma, en el contexto del Año de la fe, nos ofrece una valiosa oportunidad para meditar sobre la relación entre fe y caridad: entre creer en Dios -el Dios de Jesucristo- y el amor, que es fruto del Espíritu Santo y nos guía por el camino de la entrega a Dios y a los demás.