Autores:
  • La verdadera prueba de un santo no es su disposición a predicar el Evangelio, sino su disposición a hacer algo como lavar los pies de los discípulos, es decir, estar dispuesto a hacer esas cosas que parecen sin importancia en la estimación humana, pero que cuentan como todo para Dios.

    Oswald Chambers (2010). “My Utmost for His Highest”, p.130, Discovery House