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La miseria y la pobreza son tan absolutamente degradantes, y ejercen tal
que ninguna clase es realmente consciente de su propio sufrimiento. Se lo tienen que contar otras personas, y a menudo no les creen en absoluto.
La miseria y la pobreza son tan absolutamente degradantes, y ejercen tal
que ninguna clase es realmente consciente de su propio sufrimiento. Se lo tienen que contar otras personas, y a menudo no les creen en absoluto.