-
Superemos, queridos contemporáneos, tan estrechos prejuicios. Si la sabiduría es deseable por sí misma, si la virtud, para merecer ese nombre, debe fundarse en el conocimiento, esforcémonos por fortalecer nuestras mentes mediante la reflexión hasta que nuestras cabezas se conviertan en una balanza para nuestros corazones.