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  • Hay un lugar en ti que debes mantener inviolado. Debes mantenerlo prístino. Limpio. Para que nadie tenga derecho a maldecirte o a tratarte mal. Nadie. Ni madre, ni padre, ni esposa, ni marido, nadie. Tienes que tener un lugar donde digas: 'Basta. Retrocede. ¿No sabes que soy hijo de Dios?