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  • La clave es darse cuenta -y creer- que este mundo no es tu hogar. Si tú y yo alguna vez esperamos liberar nuestras vidas de los deseos mundanos, del pensamiento mundano, de los placeres mundanos, de los sueños mundanos, de los ideales mundanos, de los valores mundanos, de las ambiciones mundanas y de la aclamación mundana, entonces debemos enfocar nuestras vidas en otro mundo.