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El problema de nuestro país no es que se prohíban libros, sino que la gente ya no lee. Fíjese en las revistas, los periódicos que nos rodean: todo es basura, pacotilla de noticias. El anuncio de televisión medio tiene 120 imágenes por minuto. Todo se te cae de la cabeza. No hace falta quemar libros para destruir una cultura. Basta con conseguir que la gente deje de leerlos.