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Todo lo que dices o permites que entre por tus ojos u oídos se convierte en datos que se almacenan en tu corazón. Esos datos se reproducen más tarde durante tu oración. Si quieres saber lo que llena tu corazón, mira lo que piensas durante tu oración. Si quieres guardar tu corazón, guarda tus ojos, oídos y lengua.