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Los rostros mundanos nunca parecen tan mundanos como en un funeral. Tienen el mismo efecto de chirriante incongruencia que el sonido de una voz tosca rompiendo el solemne silencio de la noche.
Los rostros mundanos nunca parecen tan mundanos como en un funeral. Tienen el mismo efecto de chirriante incongruencia que el sonido de una voz tosca rompiendo el solemne silencio de la noche.