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Con un título como éste -Hay una caja en el garaje que puedes golpear con un palo-, ¿queda realmente mucho por decir? Con astucia y la quintaesencia del sigilo, con ingeniosa contención, con lo que tiene de paternal y zorruno y lleno de inteligencia e ingenio, Michael Teig va haciendo de lo que parece invisible e indecible, el asunto más palpable e importante del mundo.