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  • Vuelve al latido del corazón, al pulso, al ritmo al que todos caminamos, independientemente de la nación o el color. Vuelve a la respiración: inhala, lleva el mundo a lo más profundo de tus pulmones; exhala, devuélvete a ti mismo por completo. Esto es lo que dice el cuerpo: libera la paz que vive dentro de tu piel.