-
Cuando volví con mi padre y mi madre y me senté en nuestro tipi, todavía tenía la cara hinchada y las piernas y los brazos muy hinchados, pero me sentía bien y tenía ganas de levantarme y correr.
Cuando volví con mi padre y mi madre y me senté en nuestro tipi, todavía tenía la cara hinchada y las piernas y los brazos muy hinchados, pero me sentía bien y tenía ganas de levantarme y correr.