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La mayoría de las leyes condenan el alma y dictan sentencia. El resultado de la ley de mi Dios es perfecto. Condena, pero perdona. Restaura -más que abundantemente- lo que quita.
La mayoría de las leyes condenan el alma y dictan sentencia. El resultado de la ley de mi Dios es perfecto. Condena, pero perdona. Restaura -más que abundantemente- lo que quita.