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Una chica guapa puede marearte, como si hubieras estado bebiendo Jack con Coca-Cola toda la mañana. Puede hacer que te sientas colocado, lleno del mayor bien conocido por el hombre: la promesa. Promesa de un día mejor. La promesa de una esperanza mayor. La promesa de un nuevo mañana. Esta aura particular se puede encontrar en el andar de una chica guapa. En su sonrisa, en su alma, en la forma en que hace que todo lo podrido de la vida parezca que va a salir bien.