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El marido -en parte por instinto primitivo, sin duda por antigua tradición- se considera a sí mismo como el socio activo en cuestiones de amor y su propio placer como legítimo motivo primordial de actividad.
El marido -en parte por instinto primitivo, sin duda por antigua tradición- se considera a sí mismo como el socio activo en cuestiones de amor y su propio placer como legítimo motivo primordial de actividad.