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No me importan las reglas. De hecho, si no rompo las reglas al menos diez veces en cada canción, es que no estoy haciendo bien mi trabajo. La emoción es mucho más importante que cometer errores, así que prepárate para parecer un tonto. Si te vuelves demasiado precavido y procesado, la música pierde su espontaneidad y su instinto.