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Y quizá la mejor respuesta no sea tolerar las diferencias, ni siquiera aceptarlas. Sino celebrarlas. Quizá entonces los que son diferentes se sentirían más queridos, y menos, bueno, tolerados.
Y quizá la mejor respuesta no sea tolerar las diferencias, ni siquiera aceptarlas. Sino celebrarlas. Quizá entonces los que son diferentes se sentirían más queridos, y menos, bueno, tolerados.