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Hay que desconfiar de la opinión de que estas coaliciones laxas y diversas representan una nueva forma de democracia participativa globalizada. La industria de la disidencia es en gran medida un producto de la revolución de Internet. La creación de redes baratas, sin fronteras y en tiempo real proporciona a las organizaciones no gubernamentales [ONG] de defensa economías de escala y también de alcance al vincular a grupos muy dispares con un tema común.