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Dale a la gente orgullo y vivirá a pan y agua, bendecirá a sus explotadores e incluso morirá por ellos. La autoentrega es una transacción de trueque: entregamos nuestro sentido de la dignidad humana, nuestro juicio o sentido moral y estético a cambio de orgullo. Si hay orgullo en ser libre, estamos dispuestos a morir por la libertad. Si hay orgullo en identificarse con un líder, nos arrastramos por el polvo ante Napoleón, Hitler o Stalin y estamos dispuestos a morir por él. Si hay distinción en el sufrimiento, buscamos el martirio como un tesoro escondido.