-
Porque media docena de saltamontes bajo un helecho hacen resonar el campo con su importuno chirrido, mientras miles de grandes reses, reposadas bajo la sombra del roble británico, rumian y callan, ruega que no se imagine que los que hacen el ruido son los únicos habitantes del campo; que, por supuesto, son muchos en número; o que, después de todo, son otros que los pequeños, arrugados, exiguos, saltarines, aunque ruidosos y molestos insectos del momento.