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  • A veces nos ofendemos con facilidad. En otras ocasiones somos demasiado testarudos para aceptar una disculpa sincera. Quién supeditará el ego, el orgullo y el dolor a dar un paso al frente con un "¡lo siento de verdad! Volvamos a ser como antes: amigos. No transmitamos a las generaciones futuras los agravios, la ira de nuestro tiempo". Eliminemos cualquier cuña oculta que no haga más que destruir.