-
La religión es como nuestro apéndice, un vestigio de un pasado primitivo. Tal vez dentro de unos milenios el dios de Abraham suscite la misma curiosa diversión que suscitan hoy los dioses de la lluvia y del sol. O tal vez nuestro dios simplemente sea archivado junto con Zeus y Júpiter. Algún día. Pero hasta entonces, sufrimos las consecuencias de una población que cree en ausencia de pruebas y, lo que es más curioso, rechaza una realidad objetiva que entra en conflicto con creencias fácilmente demostrables como falsas.