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[El judaísmo es] siempre... poderoso en la maldad... cuando maldijo a Moisés; cuando odió a Dios; cuando juró sus hijos a los demonios; cuando mató a los profetas, y finalmente cuando traicionó al Pretor y crucificó a nuestro Dios mismo y Señor.... Y así gloriándose durante toda su existencia en la iniquidad.