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  • Con demasiada frecuencia olvidamos que la fe es una cuestión de cuestionamiento y lucha antes de convertirse en certeza y paz. Hay que dudar y rechazar todo lo demás para creer firmemente en Cristo, y después de haber empezado a creer, la propia fe debe ser puesta a prueba y purificada. El cristianismo no es simplemente un conjunto de conclusiones olvidadas. La fe tiende a ser derrotada por la presencia ardiente de Dios en el misterio, y busca refugio en él, volando hacia formas sociales cómodas y convicciones seguras en las que la purificación ya no es una batalla interior, sino una cuestión de gestos exteriores.