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Puesto que somos el cuerpo [de Cristo], también nosotros somos el pan que se parte para los demás. Nuestros fracasos ayudan a sanar otras vidas; nuestras mismas lágrimas ayudan a enjugar lágrimas; nuestro ser odiados ayuda a los que amamos.
Puesto que somos el cuerpo [de Cristo], también nosotros somos el pan que se parte para los demás. Nuestros fracasos ayudan a sanar otras vidas; nuestras mismas lágrimas ayudan a enjugar lágrimas; nuestro ser odiados ayuda a los que amamos.