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Hay quienes... llegan al mundo en tal pobreza que se ven privados tanto de los medios como de la motivación para mejorar su suerte. A menos que estos desafortunados puedan ser tocados con la chispa que enciende el espíritu de la empresa individual y la determinación, sólo se hundirán de nuevo en la apatía, la degradación y la desesperación. Nos corresponde a nosotros, que somos más afortunados, proporcionar esa chispa.