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  • El Señor ordena a la esposa que sea sumisa. Negarse a someterse al marido es, por tanto, rebelarse contra Dios mismo. La sumisión al marido es una prueba de su amor a Dios, así como una prueba de amor a su marido. Por lo tanto, la esposa debe considerar la sumisión a su marido como un acto de obediencia a Cristo y no sólo a su marido.